La rosa de Dalí

LA ROSA DE DALÍ.

 

rosa

Ella veía el mundo a través de sus ojos.

Fumaba un cigarrillo.

Gimoteaba la herida.

Despertaba entre sueños

rescatando improperios y miserias.

Patinaba entre pisos de escayola y espanto

impermeable a las horas

del terror presagiado por su ausencia infinita.

El día de los Santos anunció la partida.

Perdióse en la ebriedad de soledades

de infiernos estentóreos,

a tientas de sus hombros en la jaula vacía.

El páramo es botella, cristal de negra hechura,

especular rebudio

de un jabalí que se ha ido.

Desvaneciendo el día

en felicidades huecas

se cierne en la fatiga del lagrimal reseco.

La pena prematura desemboza y jadea

en un lecho de mosto, en un gesto de sombras

por la aciaga leyenda.

El pecho se detuvo:

La rosa yace yerma.

El vientre de un amor sin sumario

agoniza en el cielo

de sangrienta mandíbula,

en la eterna escalera.

 

 

 

 

Buenos Aires, 5 de julio de 2008